Hela
En el vasto panteón de la mitología nórdica, una figura destaca por su carácter sombrío y su dominio sobre el reino de los muertos: Hela. Hija del dios engañador Loki y la giganta Angrboda, Hela es la guardiana de Helheim, el lugar al que acuden las almas que no mueren en batalla. Su apariencia es tan peculiar como su rol, siendo mitad viva y mitad muerta, una dualidad que refleja la naturaleza de su reino. Sumérgete en la historia de esta deidad enigmática, conozca sus orígenes, su simbolismo y cómo ha trascendido a través de los siglos hasta llegar a la cultura contemporánea.
Orígenes de la señora de la muerte
La figura de Hela nace de los textos sagrados de la mitología escandinava, como la Edda Poética y la Edda en Prosa. Según estas fuentes, fue creada junto a sus hermanos, el lobo Fenrir y la serpiente Jörmungandr, fruto de la unión de Loki y Angrboda. Odin, el padre de todos los dioses, al ver el peligro que estos vástagos representaban para los dioses y para el orden del cosmos, decidió enviar a Hela al mundo inferior, donde se convirtió en gobernante de Helheim. Su nombre, que significa "oculta" o "cubierta", es también el del propio reino que gobierna, un lugar de oscuridad y desesperanza.
La mitología nos cuenta que Hela fue depositada en su reino y allí construyó su morada. Su dominio se extendía sobre aquellos que no morían gloriosamente en combate, sino por causas naturales o enfermedades. Estos espíritus no podían entrar en el Valhalla ni en el Fólkvangr, lugares reservados para los guerreros caídos, y por tanto, se dirigían al Helheim. La visión de Hela como gobernante de este sombrío lugar refuerza la perspectiva de la muerte en la cultura nórdica, donde el honor y la gloria en la batalla eran la aspiración máxima.
Aunque la narrativa de Hela es menos prolífica que la de otros dioses nórdicos, su presencia es indispensable para comprender la cosmovisión escandinava sobre la vida y la muerte. Se la describe como una figura imponente y justa, con una mitad de su cuerpo semejante a un cadáver y la otra mitad viva, simbolizando la línea que separa la vida de la muerte, y su poder para decidir sobre las almas de los difuntos.
El reino del Helheim
El Helheim, gobernado por Hela, se describe en las fuentes mitológicas como un lugar helado, brumoso y sombrío, un reflejo de la propia naturaleza ambivalente de su señora. Este reino se encuentra situado debajo de uno de las tres raíces del árbol del mundo, Yggdrasil, y es accesible únicamente a través de pasajes custodiados por seres como el perro Garm, que vigila la cueva Gnipahellir.
Las descripciones de Helheim varían en las sagas y poemas, pero todos coinciden en su naturaleza inerte y sombría. Se habla de salones como Éljúdnir, donde Hela reside, y sobre los cuales se extiende su influencia y poder. Los muertos que habitan este lugar no sufren tormentos, a diferencia de las creencias cristianas sobre el infierno, sino que llevan una existencia sombría y sin color, un espejo de la muerte misma sin la connotación de un castigo eterno.
El concepto de Helheim y la figura de Hela en la mitología nórdica representan una visión de la muerte integrada en el ciclo de la vida, donde el final no es un castigo, sino una parte natural de la existencia. Este reino de los muertos se entrelaza con la vida cotidiana de la sociedad nórdica, siendo tanto una amenaza como un destino inevitable para aquellos que no caen en el campo de batalla.
Simbolismo y culto a Hela
A pesar de que no hay evidencia de un culto específico a Hela en la antigüedad, su simbolismo es profundo dentro de la mitología nórdica. Representa la finalidad de la vida, el descanso eterno y la justicia que espera más allá del plano terrenal. Su mitad muerta y su mitad viva reflejan la relación íntima y constante entre la vida y la muerte en la cosmovisión nórdica.
La presencia de Hela en el imaginario nórdico ayudaba a enfrentar el misterio de la muerte con una figura que, aunque temible, era también justa y necesaria. Se consideraba que su juicio era ineludible y que todos, independientemente de su estatus social o poder, tendrían que encontrarse con ella tras la muerte. De esta forma, Hela simboliza la igualdad final de todos los seres ante el destino.
La deidad también está asociada con la transformación y la renovación. Aunque gobernaba sobre los muertos, su papel no era meramente el de custodiar almas, sino también de asegurar que el ciclo de la vida continuara. En este sentido, Hela es más que una figura de finalidad; es una guardiana de la transición entre los mundos y un recordatorio de que la muerte es solo una parte del viaje de la existencia.
La influencia de Hela en la cultura contemporánea
La figura de Hela ha trascendido las fronteras del mito para influir en la cultura moderna de diversas maneras. En la literatura, la imagen de la diosa de la muerte ha inspirado a autores que buscan representar la naturaleza ambivalente de la vida y la muerte. En el arte, su representación a menudo evoca la melancolía y la reflexión sobre la mortalidad.
En el ámbito del entretenimiento, Hela ha cobrado vida en la industria del cómic y el cine, siendo reinterpretada y adaptada a la narrativa contemporánea. Por ejemplo, en el universo de Marvel Comics, Hela es representada como una poderosa antagonista en las historias de Thor, el dios del trueno. Esta adaptación moderna ha dado a conocer su figura a una audiencia más amplia, aunque con notables diferencias respecto a la mitología original.
Más allá del entretenimiento, la presencia de Hela en la cultura contemporánea sirve como puente entre las antiguas creencias nórdicas y la modernidad. Su figura se ha convertido en un símbolo de empoderamiento femenino y de la complejidad de la naturaleza humana, manteniendo vivo el legado de la mitología nórdica y su relevancia en el presente.
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